Bueno, no exactamente la de PQC pues tardamos un cierto tiempo en decidir el nombre que íbamos a darle a la empresa, pero sí de las actividades de preparación.

Con una idea clara en la cabeza, y siguiendo la, entonces reciente, experiencia de Patxi Gómez con la creación de otra empresa, y de su mano en esta, nos apoyamos en un programa de ayudas de la Diputación de Bizkaia para la creación de nuevas empresas y así, entramos en el “vivero” de BEAZ en Sangróniz, justo enfrente de la antigua terminal del aeropuerto de Sondika.

Dentro de una sala de promotores compartida con otras iniciativas, empezamos nuestra trayectoria y, lo cierto, es que difícilmente hubiésemos podido imaginar en lo que se iba a convertir aquella idea.

Todos los primeros esfuerzos fueron encaminados hacia nuestra consolidación como especialistas en Power Quality, una disciplina que por aquel entonces resultaba poco conocida y cuya aplicación tardó unos años en ser considerada por el mercado, pero mientras llegaba la oportunidad, tuvimos que sostenernos realizando trabajos en el sector eléctrico, llamémosle convencional, sobre todo en temas asociados a la seguridad, y fue precisamente por esa vía por la que encontramos, casi sin querer, la oportunidad de entrar y conocer el mundo de los centros de datos.

Desde entonces, nuestro trabajo fue, poco a poco, volcándose hacia los data center siendo, a día de hoy, más de un 90% de nuestra actividad anual.

El nombre PQC Power Quality Control fue reservado e inscrito en octubre y la constitución legal de la empresa tuvo lugar en enero de 1996.

Sí. Se han cumplido ya los 25 años desde el comienzo real, y esto merecería una celebración en toda regla, pero las circunstancias que nos están rodeando en estas fechas, no son las más deseables para organizar festejos, por lo que lo pospondremos hasta la fecha oficial, es decir, el próximo enero. Además, como los de Bilbao nacemos donde queremos, qué menos que celebrar nuestras efemérides cuando nos dé la gana.

25 años y parece que fue ayer. O sea que a por otros tantos que, visto lo visto, se pasarán volando.