Realizando una limpieza de esas que no hay más remedio que plantearse cada cierto tiempo, encontré un antiguo documento que ya había olvidado y que me hizo mucha ilusión recuperar. Contenía la descripción de varias anécdotas de cuando yo pertenecía a una empresa fabricante de material eléctrico, una de las cuales me trajo un recuerdo muy especial. Y eso que han pasado ya más de 30 años.

Resulta que, por aquel entonces, los fabricantes de aparamenta teníamos por costumbre preparar paneles expositores de producto para colocar en las paredes de los puntos de venta de las distintas compañías distribuidoras de material y, en algunos casos, los aparatos que componían esos paneles constaban solamente de la carcasa exterior, es decir, estaban vacíos.

Pues bien, el problema no fue que muchos de los aparatos fueran desapareciendo de los paneles, lo gordo es que, de vez en cuando, alguien al grito de “esto no funciona” los pretendía devolver. Y el caso es que esos intentos de devolución fueron sólo una pequeña proporción de los ejemplares desaparecidos, lo que, por pura estadística, quiere decir que, desde entonces, alguno que otro seguirá instalado como si tal cosa.

¡Angelitos!