Por un lado, la correspondiente a la inminente puesta en servicio de un cable submarino de 13.000 km de recorrido entre Hong-Kong y Los Ángeles, cuyo principal propósito es conectar los data center de Facebook y Google en Asia Oriental con los de USA.

Sus seis pares de fibras ópticas permitirán enviar 144 terabits por segundo en ambas direcciones.

Por otro lado, la que corresponde a la evolución que están experimentando las comunicaciones en Wall Street.

En 2010, la unión específica por fibra óptica entre Chicago y New York permitió mejorar 1 ms el tiempo de transmisión respecto de los 14,5 ms que era el récord de rapidez hasta ese momento para el paso de la información. Ello supuso un auténtico boom para los agentes financieros en su capacidad para adelantarse en la operación con respecto a otros peor “comunicados”.

Sin embargo, la evolución en la mejora de los tiempos de comunicación pasó rápidamente al terreno de las microondas (las ondas electromagnéticas se propagan a mucha mayor velocidad por el aire que por el vidrio) conectándose mediante esa tecnología ambos puntos.

Lo que entonces nadie imaginó es que, sólo unos años más tarde, nos encontremos en una situación donde lo más de lo más en materia de velocidad de transmisión, lo tengamos en una vieja tecnología de las de “toda la vida”, pues resulta que en Wall Street los planes apuntan hacia la utilización de ondas de radio, en concreto la clásica onda corta.

Es curioso observar cómo estos permanentes buscadores de la máxima celeridad en las transmisiones no hayan comenzado hasta hace bien poquito a pensar en esta vieja técnica como la más adecuada para sus intereses.

Ver para creer.