^{Publicación escrita por Roberto Barías y Garcerán Rojas}

En estos días, no podemos por menos que acordarnos de él cuando analizamos los datos oficiales asociados a la pandemia del coronavirus y los comparamos en aquellos lugares donde tenemos actualmente una mayor presencia.

^{Fuente de las gráficas: https://www.epdata.es/}

Así, si observamos las tendencias en España y Chile (y al igual que le sucedió a España en relación con países donde el problema se manifestó con anterioridad), podemos ver cómo, a pesar de todas las advertencias, con un decalaje aproximado de unos dos meses, las formas de la evolución son muy parejas. De hecho, quien es hoy el responsable del Ministerio de Salud, reconoció que, desgraciadamente, en Chile se hizo mucho énfasis en la detección, lo que funcionó relativamente bien, pero la trazabilidad tuvo mucha menos fuerza, y ello permitió que mucha gente portadora del virus lo continuara diseminando. “En la región metropolitana hubo un 14% de la gente que salía igualmente, aunque estuviese enferma”

Sin embargo, existe un dato que no se reproduce en proporciones constantes y es el de la cifra de muertes. Aquí, en el caso de Chile, la cifra es, afortunadamente, muy inferior sin que exista, de momento, una explicación para ello. El dato es bueno, pero, al igual que en otros lugares, no debe ocultar los errores cometidos.

Sí, el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra o, expresado de otra forma, “la piedra el único mineral que lo hace dos veces con el mismo hombre”.

Y, si sólo fuese dos veces, a todos nos iría bastante mejor.