En lo positivo, en el sentido de que una vez llegado a un determinado nivel puedes descuidarte porque el éxito ya está logrado y lo que sea que estés haciendo tendrá una continuidad segura. En lo negativo porque sea lo que sea que pase, la culpa ya está otorgada, es decir, el de siempre.

En los últimos tiempos, una alta proporción de los comentarios que incluyo en estas líneas tiene que ver con los incendios en baterías y, en particular, con el incremento en el número de casos en los que “un fuego” en las baterías de ion-litio, se encuentra en el origen (real o supuesto) de caídas de data center.

Pues bien, la fama del ion-litio está llegando a un nivel en la que se le presume un riesgo permanente y, a veces, uno se malicia que alguien puede aprovecharse de la situación. Hace unos días se ha producido un suceso con la explosión simultánea de un importante número de aparatos electrónicos y lo que se pudo oír en las primeras noticias que, sobre ello, se difundieron, era que habían explotado las baterías. Luego resultó ser que la causa era la colocación de explosivos junto a ellas.

Si ya, de por sí, el tema de las baterías, y en particular las de ion-Li, nos están obligando a estar muy atentos (el suceso de Guillena no hace sino corroborar esa afirmación), ya sólo nos faltaba que… se ponga de moda azuzarlas con estímulos exteriores.