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PQC

La energía acústica y el algoritmo "Parleriano"

POSTED BY Garcerán Rojas 14 de January de 2019

La noticia es muy reciente. El histórico Teatro Gran Vía de Madrid se llama desde ahora Teatro EDP Gran Vía y la compañía energética EDP ha querido dar una primera muestra de lo que representa estar en vanguardia de la tecnología, diseñando el primer sistema capaz de medir, extraer, almacenar y convertir la energía generada por el público en cada una de las funciones.

Hasta ahí, una noticia curiosa por lo original y excitante por lo técnico, aunque con ciertas lagunas a la hora de su explicación.

Resulta que en un entorno como el de un teatro, al parecer se puede generar bastante más energía de la que, en principio, cabría suponer, ya que, "entre los diálogos o música de la función, los aplausos del público, los vítores y otros sonidos, se puede acumular" una cantidad nada despreciable.

"A partir de ahí, gracias a un algoritmo, la herramienta convierte esos decibelios capturados en forma de energía acústica en kilovatios hora. Podría decirse que sacamos la potencia acústica del emisor, y tras multiplicar su intensidad, la convertimos en energía”.

Bueno, pues ya tenemos aquí de nuevo a nuestro amigo el algoritmo, erigiéndose en el protagonista de la jugada. La herramienta en cuestión, es decir, el transductor electroacústico inverso, esa especie de altavoz dado la vuelta asociado a una miríada de sensores, un actor secundario. ¡El agradecimiento al algoritmo!

<<Un teatro como el EDP Gran Vía, con un aforo de 950 personas, puede generar entre 100 y 600 kilovatios hora, en función del tipo de obra o de la cantidad de personas que haya en la sala.>>

O sea, que partiendo de una simple conversación, ya estamos emitiendo una energía que bien canalizada, nos puede resultar altamente productiva.

Se nos ocurren varias aplicaciones para esta “nueva idea”. La primera directamente al mundo de los data center donde, con 600 kW.h podríamos mantener cualquier alimentación a equipos IT en un elevado porcentaje de los escenarios habituales en este tipo de entornos.

Además, se pueden utilizar idénticos recursos para cubrir operaciones especiales como, por ejemplo, las transiciones red grupo en abierto. De esta forma, se reúne al equipo de mantenimiento y al resto de personal presente y se procede a una generación en paralelo con las baterías del UPS. En coincidencia con la orden de transición se les pide que den rienda suelta a sus emociones en forma de grito. Con ello conseguiremos matar dos pájaros del mismo tiro.

Por un lado, por la vía de terapia colectiva antiestrés entre el personal y, por otro, hacer que las baterías no sufran con el pico de demanda, haciendo que los aplausos y gritos se conviertan en una especie de volante de inercia. Y el experimento mejoraría bastante si, en vez de solicitarles un grito recurrimos a una pedorreta colectiva que, según los expertos, aporta mucha más vibración, aunque la máxima expresión registrada hasta el presente, y en la que se ha alcanzado el mayor ratio de producción, se encuentra en el acompañamiento coral y rítmico del pasodoble Paquito el Chocolatero.

Llevando el asunto al límite, se podría también prescindir de las baterías, pues los propios gritos del personal, ante un fallo de red, cubrirían con creces el tiempo hasta la entrada del grupo, momento en el cual descendería el pánico y, con él, un volumen sonoro que ya no resultaría imprescindible. 

Podríamos, incluso, generar, de forma periódica, falsas alarmas en el BMS, de tal forma que los alaridos del Operador, el Facility Manager, el CIO, o incluso el CEO (en orden ascendente de volumen y, por tanto, de energía) permitirían reducir el nivel de PUE en aquellos periodos en los que la climatología no permita el uso de freecooling. Al igual que en el teatro, donde, "en una de las pantallas aparecerán los kW.h generados tras cada función", el propio BMS podría ir mostrando la energía acumulada y establecer un ranking de contribución por departamentos, estimulando la sana competencia. 

Claro, que no es necesario esperar a tener que cubrir ausencias de red u operaciones concretas, sino que la acumulación de energía puede ir siendo paulatina, de forma que dispongamos de energía primaria cada vez que la empresa anuncia la subida anual de sueldos, el jefe anda subido de tono, etc. O aprovechar las consecuencias de una caída (por ejemplo, las derivadas del desplome de las acciones en bolsa) con objeto de generar la energía suficiente para evitar la siguiente 

Otra variante es la correspondiente a la selección para la ubicación de un nuevo data center. Con estas innovadoras posibilidades, cobraría protagonismo la proximidad a estadios de futbol, plazas de toros, escenarios para conciertos de música, cuando más heavy mejor, así como la cercanía a la Gran Vía de cualquier ciudad que se precie por sus “manifas” o por sus colapsos de tráfico, música de claxon incluida. La aplicación de los data center en versión contenedor desplazable tendría, de nuevo, clara preponderancia si se anuncia su gira por Las Fallas, la Feria de Abril. San Isidro, Sanfermines, la bilbaína Aste Nagusia, etc.

Otro excelente aprovechamiento de los recursos primarios lo tendríamos en los ruidos vecinales donde, tanto por la parte del ruido generado originalmente por el escandaloso en cuestión, como por la resultante de añadirle las propias quejas de los vecinos, se completaría un buen paquete de energía productiva.

La segunda aplicación va un paso más allá y consistiría en picarle un poco al algoritmo y hacer que sea capaz de determinar el sentido de giro de la vibración recibida. Es posible que identificando si éste es dextrógiro o levógiro, pueda establecerse una relación directa con la veracidad o falsedad de la sentencia incidente. O sea, algo así como el polígrafo, pero en versión de bolsillo. ¡Qué invento!

No queremos ni pensar en lo que derivarían las relaciones familiares, laborales, sociales y, ni qué decir tiene, las políticas (tanto en su acepción general como, incluso, en la de la familia política).

En definitiva, si de una simple conversación hay un algoritmo que puede extraer energía, sin duda se tratará del ALGORITMO PARLERIANO, pariente seguro del, otras veces aludido, Algoritmo Leperiano.

Y el hecho de que esta experiencia tenga lugar con ocasión de la representación del musical El Jovencito Frankenstein, sin duda nos provoca para hablar próximamente de una variante típica del mundo de los data center. El proyecto Frankenstein. 

Como siempre en estos casos: ¡Cosas tenedes Cid, que farán fablar las piedras! 

 

En este artículo han colaborado también Jon Mikel López y Eloy Unda. 

 

Fuente original del artículo: "El teatro que convierte los aplausos y vítores del público en energía"

Garcerán Rojas