Los ceros y la instalación de clima
Influencia de la instalación de clima en las pérdidas de servicio de un data center
En general, no leo todo lo que llega a mis manos, y menos en estos días donde parece que se hubiese multiplicado la creatividad o, como mínimo, el hábito de la divulgación, pero a veces me detengo en algunos temas que me llaman la atención desde su mismo titular.
Este es el caso de esta mañana en la que el gancho ha sido la consideración del trabajo en remoto que ha requerido la reciente situación de bloqueo y las ventajas que ofrecen los sistemas de control para su desarrollo.
Pues bien, en el texto redactado por especialistas en esa materia (control y monitorización) se ofrecen cifras muy verosímiles que muestran un crecimiento sin precedentes experimentado por las distintas plataformas, proveedores y aplicaciones (Teams ha duplicado sus reuniones y ha multiplicado por 20 sus videollamadas, mientras que, por ejemplo, Zoom ha registrado un crecimiento desde los 10 hasta los 200 millones de usuarios).
Sin embargo, se finaliza apuntando hacia el sistema de climatización como foco prioritario de atención ante este aumento de demanda, sacándose de la manga la afirmación de que, antes incluso del COVID-19, “casi un tercio de las interrupciones no planificadas del centro de datos todavía se explican por problemas de enfriamiento”.
No negaré que el sistema de clima es una parte esencial para el funcionamiento del data center y que, al margen del propio consumo IT, es el mayor contribuyente al valor de PUE. Pero de ahí a definirlo como responsable de un tercio de las caídas, va un abismo que, además, es falso.
En ninguno de los informes publicados por quienes se dedican a la recopilación de caídas de data center (ver artículo caídas de data center publicado en el número 3 de la revista 24XEver) aparecen cifras que, ni siquiera, se acerquen a esa cantidad, siendo los datos de los que disponemos en PQC, a día de hoy, de 9 casos entre 70 analizados. Es decir, de 70 caídas estudiadas, 9 han sido ocasionadas por el sistema de clima y, en algunas de ellas, no por el propio sistema, sino por la alimentación eléctrica del mismo.
Para controlar cualquier sistema, previamente hay que conocerlo a fondo. Mal asunto es que andemos manejando valores distintos para una misma realidad.