Los rankings en supercomputación
Muy de vez en cuando suelo echar un vistazo a esas clasificaciones que se publican periódicamente sobre los centros de supercomputación, donde, a la vista de las mareantes cifras mostradas, nos deja una idea bastante clara del lugar en el que nos encontramos.
En particular, suelo fijarme en las listas de los centros con mayor capacidad y en aquellos considerados como los más eficientes.
Recuerdo que, en la última alusión que hice sobre el tema en cuestión, sólo existía un centro que estuviese entre los diez primeros puestos en ambas categorías. Se trataba del Piz Daint en Suiza y recuerdo también la explicación que se daba para ese doble logro y que no era otra que la de la arquitectura IT interna que mejoraba el proceso por aproximación física de las memorias a las unidades de procesamiento.
Han pasado algunos años y el centro en cuestión, aun permaneciendo en la lista de los más potentes, ya no se encuentra entre los más eficientes. Y es que la competencia es muy alta.
A modo de resumen, citar que, entre los 10 de mayor capacidad, hay 6 en USA (el primero en el ranking es el centro SUMMIT del Oak Ridge National Laboratory, de muy reciente construcción, con una capacidad pico próxima a los 200 petaflops). El resto se distribuye entre China (2, el segundo y el cuarto), Japón (1 en la quinta posición) y el ya citado de Suiza que ocupa la sexta plaza. Mencionar, asimismo, que sólo los tres primeros (las 3 “S” de Summit, Sunway y Sierra), superan ampliamente los 100 petaflops de pico.
En lo que respecta a la lista de los más eficientes, está compuesta por 7 centros japoneses (entre ellos los tres primeros con valores entre los 16 y los 18 Gflops/vatio), 2 de USA, y entrando aquí, como contrapunto, el Mare Nostrum de Barcelona, que ocupa la novena posición con 11,8 Gflop/W (citar que este centro ocupa la posición 255 en cuanto a capacidad actual con 1,5 petaflops de pico).
Observando estas listas, podemos comprobar cómo, de nuevo, sólo existe un centro que se encuentre entre los 10 primeros en ambas y coincide, precisamente, con el más potente.
Por último, quiero recordar que hace relativamente poco tiempo publiqué un artículo sobre el inminente paso a la exaescala, y estas cifras que ahora estamos viendo nos dan una muestra muy clara de lo cerca que nos encontramos de ello (200 petaflops son sólo la quinta parte de un exaflop). O sea, a la vuelta de la esquina
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