Otra posible barrera para el uso de la energía nuclear
Aunque resurja como posible aliada climática, también genera alarma por riesgos de mala praxis
Mucho se está hablando sobre el masivo retorno de la energía nuclear, entre otras cosas como firme contribuidor a la descarbonización, por medio de la utilización de reactores modulares con una tecnología moderna y segura. Sin embargo, al consabido rechazo social que ha discurrido en paralelo con la propia evolución de las centrales, llamémosles convencionales, y a todo lo que signifique peligro de radiación, hay que añadir ahora una variante relacionada con el posible uso del combustible para aplicación armamentística.
Resulta que, hasta hace relativamente poco tiempo, existía la certeza de que las proporciones de uranio U-235 para ese sector eran superiores a un 90%, mientras que para la generación de energía en las centrales se mantenía en un rango entre el 3 y el 5%. Sin embargo, recientes publicaciones afirman que los nuevos “combustibles” como el HALEU (High Assay Low Enriched Uranium) tienen una composición que roza el 20% de uranio 235 y que, con estas proporciones, se pueden fabricar armas nucleares que no serán lo mejor de lo mejor, pero que, perfectamente, pueden explotar causando todo tipo de estragos, lo cual va a requerir un estrechamiento del marco regulatorio aplicable.
