Continuando con la tendencia observada durante los últimos años, los niveles de PUE fueron muy claramente a la baja entre los años 2007 y 2013, habiéndose mantenido desde entonces con una evolución muy plana.

En un primer vistazo, parece como si las medidas que aconsejaban las buenas prácticas fueron las primeras en tomarse, siendo además como eran, las de menores coste y complejidad de implantación y dejando para más adelante aquellas otras con mayor dificultad o coste. Y lo que ocurre es que ese futuro aun no ha llegado y los niveles se mantienen en el entorno de lo conseguido al principio con evoluciones posteriores francamente marginales.

Cierto es que con los actuales diseños y con las tecnologías disponibles la mayoría de los nuevos centros se hallan normalmente entre valores de 1,2 y 1,4, pero también es un hecho que existen miles de viejos centros, para los que alcanzar esos niveles no resulta ni económico ni seguro. No obstante, la cifra obtenida en la encuesta supone un valor medio de los centros, no el valor medio relacionado con el volumen de trabajo, ya que se entiende que gran parte de éste se está desarrollando en nuevos centros de gran volumen, por lo que el nivel medio de PUE por unidad de trabajo IT sería mejor que el obtenido.

Por último, citar la conclusión extraída del estudio que lanza una recomendación a aquellos que no pueden mejorar su PUE en el sentido de que ahí no se acaba el mundo de la eficiencia, existiendo un enorme campo de desarrollo para reducir la energía y/o descarbonizar sus operaciones en tres grandes líneas:

• La de la mejora IT, aumentando la utilización de los servidores y renovándolos
• La de la reutilización del calor generado por el data center
• La de la compra de energía renovable o la inversión en generación de ese tipo de energía