En una de las recientes reuniones familiares propias de las fechas, donde se concentraban personas de casi todas las edades, salió el tema del último Festival de Eurovisión ganado por un cantante que se definía como no binario, y el ala más joven de la mesa adoptó conmigo un cierto aire de condescendencia con el consabido “No te esfuerces. Tú no vas a poder entenderlo". "Se trata de personas que no pueden encasillarse en una identidad u otra, sino que pueden adoptar estados intermedios que, incluso, pueden ser cambiantes. Y eso es normal que no pueda entrar en el retrógrado coco de alguien de tu edad”.

Mi respuesta no se hizo esperar. ¿Cómo que yo no lo voy a entender?

¡Mirad, criaturas! Esto está inventado hace tiempo y aceptado de largo en los campos de la química y de la física

En la interpretación química, y sin más que echar un vistazo a la tabla periódica de los elementos, te encuentras con los gases nobles que no necesitan pareja, con elementos de comportamientos bastante fijos como los alcalinos, los alcalino térreos y casi todos los halógenos y, luego están los demás, que también son elementos de pleno derecho, y que depende de cómo vaya la noche, ya si eso…vamos hablando. Las valencias son como las tendencias y en ello, por poner un ejemplo, el manganeso es una máquina total que le pega a todo lo que se mueve.

Pero es en la interpretación física y, en concreto, en la que representa la base y el objetivo de mi actividad profesional, con la que quiero establecer la analogía fundamental.

En la computación clásica, la unidad mínima de información es un bit y está basada en la aplicación de un código binario a las operaciones que realizan las puestas lógicas integradas por elementos biestables como lo son los transistores, donde existen dos posiciones posibles y fijas (tensión o ausencia de esta) configurando de esa manera los estados 0 y 1 y sólo un estado a la vez.

Sin embargo, existe otra forma de procesar, que es la computación cuántica, y que tiene como unidad mínima de información un bit cuántico (qubit) que puede tener los dos estados 0 y 1 en simultáneo, haciendo posibles nuevos algoritmos, es decir, que no sólo dispone de los mismos dos estados que el clásico, sino que además puede dar un importante número de combinaciones arbitrarias entre esos dos bits.

Y os voy a decir una cosa más, y no es por dar ideas, aunque también. La computación cuántica dispone de dos características, la superposición y el entrelazamiento, que añaden infinitas posibilidades a la hora del procesamiento, del almacenamiento o de aquello a lo que el más ocurrente quiera dedicar esta tecnología, y no me hagáis hablar, que me conozco.

He de decir que mis argumentos triunfaron plenamente, observándose en el ala joven de la mesa, un cierto rictus boquiabierto y ojiplático. Hasta que podáis asumirlo, finalicé:

“Es lógico que paséis por un cierto estado qubitativo”