En la encuesta de 2022, las cifras siguen una línea no muy alejada de los años anteriores, con los siguientes aspectos destacables.

1. Las caídas son menos frecuentes, pero más costosas. En los tres últimos años, aunque el número absoluto de caídas es mayor, el porcentaje de operadores que reconocen al menos una caída en los últimos 36 meses ha ido descendiendo progresivamente desde un 78% en 2020 hasta un 60% actual (69% en 2021). De ello se deduce que el propio sector crece en mayor proporción que las caídas.
   
   Debido a motivos asociados a todo el jaleo de la pandemia, esta evolución no puede considerarse aún como tendencia, dándose el caso de que, aunque se haya registrado un cierto descenso, la cifra sigue siendo muy alta, siendo las caídas, además, más costosas (más de dos tercios de todas las caídas han tenido un coste superior al millón de dólares, lo que tiene diversas explicaciones entre las que destaca el hecho de que las pérdidas de disponibilidad se trasladan directamente, y cada vez más rápido, a los resultados del negocio y a la pérdida de beneficios en una actividad económica corporativa directamente ligada a los servicios digitales que ofrecen los data centers)
    
2. La alimentación eléctrica sigue llevándose la palma. Con una influencia ligeramente al alza, el origen de la alimentación eléctrica como causa de la caída, crece desde un 37% en 2020 hasta un 44% actual.
    
3. Casi todos piensan que eran evitables. También se trata de una opinión de mayoría creciente ya que cerca de un 80% (exactamente un 78) considera que lo que les ha ocurrido era perfectamente evitable (valoración coincidente con el hecho de que entre un 50% y un 80% de las caídas siguen teniendo su origen en errores humanos)

La conclusión general es que seguimos en la misma línea y que, por más que lo puramente técnico se esté dando por amortizado, nada más lejos de la realidad. La ley de los grandes números no falla y las proporciones se cumplen inexorablemente.

O sea, que: ¡AL LORO!