De bulos y pábulos con lo del apagón
La palabra bulo está empezando a no significar nada, aunque ciertamente, el vacío de información siempre alienta variadas sospechas
No hacía ni un rato que había salido mi nota anterior (ver “otra más sobre el apagón”) en la que citaba mis temores sobre el hecho de que ya se deben conocer sobradamente las causas del siniestro, cuando el Daily Telegraph añadió otra dosis de vinagre a esta ensalada. Ni más ni menos que anunciando que la causa primaria del desastre fue la realización de pruebas de hasta dónde se podía llegar con la generación renovable.
También recogen las informaciones que la vicepresidenta tercera del gobierno y ministra para la Transición Ecológica se encontraba en la sede de Red Eléctrica desde un tiempo antes de que se produjese la desconexión en cadena. ¡Qué coincidencia!
Y uno, que no cree nada en las casualidades, lo primero que hace es intentar no liarse mucho y preguntarse cosas básicas. Por ejemplo, cuál es el cometido principal de la ministra y la respuesta es bien sencilla, lograr lo que dice su cargo, es decir, la Transición Ecológica.
Lo que pasó el otro día encaja como un guante en este relato, sólo que alguien debió tomar a demasiada velocidad un atajo donde había curvas peligrosas (anunciadas oportunamente pero no por ello menos peligrosas).
Claro está que las “voces oficiales” no han tardado en reaccionar saliendo en tromba para tachar de bulos todas estas informaciones, pero tengo para mí que quien, conociendo de sobra los detalles, calla sobre asuntos tan graves, tiene “rabo de paja”.
Con ello, lo que cabe suponer es que lo acontecido es inconfesable y, además, difícilmente atribuible a complots (del estilo de los contubernios judeomasónicos de antaño) por lo que en algún momento alguien tendrá que “cantar la gallina”. Tirar de la cuerda también tiene su límite.
De tanto usarla, la palabra bulo ya está empezando a no significar gran cosa, pero lo que es meridianamente cierto es que el vacío de información siempre alienta variadas sospechas.
No hay peor bulo que aquél al que se le da pábulo
Y como el procedimiento del ensayo-error es como es, pues aquí esperaremos el siguiente y que Portugal nos perdone si volvemos a romper la cuerda.
