La noche es cosa oscura y tiempo de descanso y recuperación para el común de los mortales, aunque también terreno para fiesta, ruido y desmadre para otros, sobre todo en estas fechas que se inician ahora. O sea, ¡peligro!

También, aunque en menor medida, es tiempo de trabajo para quienes se encuentran a cargo de procesos continuos o servicios que no permiten interrupción, y que normalmente se encuentran asignados a equipos muy ajustados en número y recursos.

Y dentro de ese grupo de necesidad ininterrumpida se encuentra, ocupando una posición destacada, nuestro sector de los data centers donde se dan condiciones muy similares.

Al analizar el año 2023 en su conjunto, pudimos apreciar cómo una buena parte de los sucesos de pérdida de servicio, entre ellos algunos de notable repercusión, se produjo en horario nocturno donde el equipo de operación y mantenimiento era escaso, tanto en número, como en formación y experiencia.

La falta de perfiles para cubrir las necesidades del sector es algo de lo que se está hablando constantemente como uno de los grandes problemas de éste y, a pesar de los esfuerzos que se están realizando en diversas áreas, la solución no podrá ser rápida. Si a eso le añadimos el hecho de considerar el horario nocturno como de importancia menor, pues rematamos perfectamente la faena.

El enemigo está ahí fuera, agazapado y a la espera. Si, para volver a casa, no eliges medio adecuado, camino seguro o buena compañía, las posibilidades de tener un buen susto aumentan considerablemente.

Pues en los data center igual.

¡Qué peligro tiene la noche!