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PQC

EL PROYECTO REGALADO

POSTED BY Garcerán Rojas 10 de agosto de 2017

A finales de los años 80 se produjo en el sector industrial una corriente que fue, poco a poco, arrinconando a las ingenierías bajo el consabido “ya te hago yo el proyecto que así te sale gratis”

Fue a finales de los años 80 cuando se produjo en el sector industrial una corriente que fue, poco a poco, arrinconando a las ingenierías, dando su papel a otros miembros del sector, fundamentalmente fabricantes y, sobre todo, constructoras e instaladoras. El consabido “ya te hago yo el proyecto que así te sale gratis” fue tomando cuerpo para asombro de los buenos profesionales del sector que, conociendo la importancia de un buen proyecto, no daban crédito a lo que estaba sucediendo. Y los resultados no tardaron mucho en manifestarse, aunque ya con difícil solución para muchos.

Fueron necesarios algunos años para que el propio sector fuera corrigiendo, casi de forma automática, esta manera de proceder, devolviendo a cada uno un rol que nunca debía haberse cuestionado y reconociendo el error y la lacra correspondiente.

Han pasado muchos años y, en los tiempos que corren, en el sector de los proyectos electromecánicos para data centers está ocurriendo algo muy similar, sólo que se ha ampliado notablemente el número de agentes involucrados. Ya no son sólo los fabricantes y las constructoras de antaño, sino que la panoplia de allegados al mundo del proyecto para CPDs ha engordado su nómina, cada uno con su arma de valor característico.

En los últimos años, hemos tenido la oportunidad de examinar muchos tipos de proyectos, desde la pura revisión de diseño antes de iniciar un commissioning formal hasta la encaminada a la certificación, pasando por meras revisiones de pares (menos habituales) o, directamente, diferentes análisis para licitación de la construcción.

En muchos de estos casos, que se cuentan ya por decenas, y salvando las siempre honrosas excepciones, existe un denominador común y es la baja calidad en general y la constante presencia de errores increíbles.

Y es entonces cuando uno se plantea el por qué de esta situación y se encuentra con los inevitables y muy clarificadores datos estadísticos. De las últimas 20 revisiones, podemos encontrar muy pocas que no reflejen errores más o menos importantes. El resto, podríamos clasificarlo en tres grupos. El de los errores importantes, con sólo tres ejemplos. El de aquellos que, aun dentro de un cierto nivel, no alcanzan los requerimientos de partida, que serían 5, y un tercero que, en número de 7, entrarían en la categoría de los que están rematadamente mal, habiendo incluso dentro de este apartado distintas subcategorías (desde lo grave hasta lo directamente grotesco).

Claro que, para intentar dar una explicación a estos números, hay que analizar la procedencia de estos proyectos, la cual está bastante repartida. A saber:

  • 2 corresponden a ingenierías de toda la vida o con oficio reconocido en esto de los CPDs
  • 2 son de ingenierías grandes que vienen de otros sectores, y que no están históricamente en esto de los data centers, lo cual se nota enseguida
  • 2 son de ingenierías pequeñas que, aunque si son habituales en el sector, carecen de formación y medios
  • 2 son proyectos desarrollados por la propia constructora
  • 2 pertenecen a integradores
  • 2 han sido subcontratadas por el ganador de la licitación de ingeniería a otra empresa
  • 3 han sido realizados por auténticos turistas accidentales que pasaban por ahí

Un proyecto de data center, tiene una dificultad intrínseca a la que, en los tiempos que corren, hay que añadirle un par de obstáculos añadidos.  Por un lado, los tiempos que se manejan para la presentación de los mismos en fase de oferta (muchas veces hay plazos de presentación de ofertas de menos de una semana en las que hay que incluir un proyecto y sus mediciones para una valoración vinculante) y los tiempos de ejecución real del proyecto definitivo una vez adjudicado el trabajo.

Por otro lado, el coste objetivo del proyecto para aquellos clientes que tienen una carencia de presupuestos específicos para esa fase y que tiene que incluir esa partida dentro de otra. Y entonces empieza el mambo.

Toda esta situación plantea un escenario que da lugar a diversas formas de acometer la realización de un proyecto y a los habituales resultados. Entre otras las siguientes:

  • El corta-copia-pega por el que se presentan documentos con capítulos que no existen en la realidad. Con referencias a proyectos y/o clientes anteriores. Con gráficos que no corresponden al texto. Y todo ello alcanzando su más grotesca expresión cuando la copia es de un proyecto ajeno o su forma más pintoresca cuando te encuentras una memoria descriptiva de un data center que parece de todo menos de un data center.
  • El wikiproyecto, o dicho de otra forma, el tocar de oído
  • La simplificación y aquello de que lo técnico está resuelto o pasarle directamente los proyectos a los fabricantes que sostienen tal afirmación
  • El ofrecer un proyecto en toda regla en fase de oferta y quedarse a la hora de la verdad en un conceptual de medio nivel, pasando el testigo al siguiente de la cadena, es decir, a la constructora
  • La entrada a saco del departamento de compras intentando cosas como si el interés general del proyecto fuera de otros. Con pretensiones de contratar gurús mundiales en data centers a precio de oficial de segunda (y lo que es peor, recibiendo ofertas en esa línea).
  • La llamada desesperada en mitad del proceso, o con éste en un estado bastante avanzado, a alguien que sepa de verdad, esa especie de ángel de la guarda que lo ponga derecho (en ocasiones se ha podido llegar casi a tiempo)
  • El hecho de advertir errores importantes en la documentación técnica de referencia para una licitación, exponerlo con detalles en el documento de oferta, no resultar adjudicatarios de la misma y ver, con sorpresa, cómo el proyecto final sale sin que se hayan corregido los errores advertidos.
  • El entrar en una fase de reingeniería sobre algo que en origen está pensado para cualquier cosa menos para ser un data center operable, mantenible y ampliable.
  • Etc.

La influencia de un buen proyecto es notabilísima en el coste final de la construcción, siendo los costes y sobrecostes que genera la indefinición verdaderamente letales para el TCO. El proyecto es, más que un gasto, una auténtica inversión.

Y si, además de los detalles al uso en cada una de las especialidades que intervienen en la infraestructura de un data center, empezamos a incorporar aspectos esenciales para el futuro del mismo como son la escalabilidad, la reversibilidad en un sentido o en otro de las topologías de diseño, el pensamiento constante en la operación y mantenimiento con el estudio de circulaciones y demás aspectos arquitectónicos, la eficiencia en el uso de los recursos, etc., entonces el panorama adquiere tintes bastante más exigentes.

Si, incluso los de toda la vida incurren a veces en errores, qué no decir de quienes ni están en esto ni se les espera.

La llave de todo este embrollo la tiene siempre el que compra, es decir, el cliente final y, aunque con honrosísimas excepciones, se ven repeticiones en actitudes demostradamente peligrosas.

Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, a lo que habría que añadir que si sólo fuesen dos, no nos iría del todo mal.

Por tanto, y a pesar del viejo dicho de “A caballo regalado no le mires el diente”, cuando oigas eso de “ya te lo hago yo”, piensa en aquello de ¡Zapatero (con perdón) a tus zapatos! y échate a temblar. Cruza los dedos en forma de cruz y grita ¡Atrás Satanás!

Garcerán Rojas