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GANORABAKOS

POSTED BY Garcerán Rojas 07 de noviembre de 2019

¡Diablos, cuánto ganorabako hay suelto por ahí!

Mi admirado Pancracio Celdrán, recientemente fallecido, recogía en su obra “El Gran Libro de los Insultos”, el término GANORABAKO, expresión a veces utilizada en mi tierra para definir un perfil de persona un tanto descerebrada y sin fundamento. Del vasco ganora y bako = sin sentido ni fuste.

Últimamente estamos observando, en nuestro mundo del Data Center, ciertos procesos que nos han llevado a sacar espontáneamente del baúl el citado epíteto. Y es que, nos hemos visto inmersos en algunos cuyas formas ya creíamos olvidadas y que, no sólo regresan, sino que lo hacen superando las versiones precedentes.

Hemos asistido a procesos de adjudicación, donde el adjudicatario difícilmente puede ser considerado, no sólo experto, sino ni siquiera mínimamente conocedor de los conceptos que sustentan las distintas especialidades intervinientes en este sector. Sí, ya sé que esto no representa ninguna novedad y confieso que tales situaciones, por sí mismas, no hubiesen provocado estas líneas.

Sin embargo, hoy mismo he recibido la noticia de que, en un concurso para realizar un commissioning sobre la implantación de equipos críticos en una determinada cantidad de instalaciones, al que estábamos optando con una estrategia de oferta basada en un importante esfuerzo económico, finalmente no hemos resultado adjudicatarios:

<<¿Y quién ha sido el afortunado?>>

<<¿Quizá una empresa de commissioning más formal que técnico?>>

<<¿Tal vez un integrador con ánimo de absorber campos nuevos en su porfolio?>>

<<¿Acaso una ingeniería no demasiado especializada y que no ha estimado correctamente los alcances necesarios?>>

Pues como diría Chiquito de la Calzada:

¡¡Norrrrr!!

El ganador ha resultado ser………….. ¡EL PROPIO FABRICANTE DE LOS EQUIPOS!

¡Excelso! ¡Sublime!

La conclusión es bien sencilla. O se considera que la función carece de importancia y, mira tú, con esto vamos tirando, o son espurios los intereses que soportan esta decisión, quedando con ello reflejada la posición de los actores (es decir, que aquí hay gato encerrado), o:

<<¡Diablos, cuánto ganorabako hay suelto por ahí!>>

Garcerán Rojas