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La artifligencia

POSTED BY Garcerán Rojas 06 de marzo de 2024

Han pasado ya 4 años desde que escribí un artículo en el que me hacía eco de la gradual entrada en las organizaciones más punteras del término “Evangelista”, y el asunto en sí no deja de crecer.

Y es que, con una cierta tendencia hacia lo puramente tecnológico, hay, incluso, afirmaciones en el sentido de que nada puede superar la profesión de evangelista tecnológico y el tema, como ya podéis imaginar, me tiene algo encendido.

A ver: un Evangelista es quien predica el Evangelio, por lo que quien predica la tecnología podríamos bautizarlo como “Tecnologista”. Punto final.

Pero ya puestos, y para adelantarme a los acontecimientos y evitar, así, salidas de pata de banco, voy a sugerir ciertas directrices a la hora de proceder a una buena denominación de cada nueva realidad que esta permanente evolución nos va a ir planteando. Y empezaré con la inteligencia artificial y por extensión, con todos aquellos que van a querer subirse al carro de quienes, ya siendo apunte de legión, engrosan la morada de los que predican este concepto.

Como no sería de recibo llamarles inteligenciaartificialistas, en un primer esfuerzo, en aras de la economía y la practicidad, lo suyo sería ir recortando la expresión, o sea, dejarla en intelificialistas o artifligencialistas, pero aún se me quedan ambas formas algo inexpresivas.

Deberíamos encontrar algo más discreto a la par que sonoro y, para ello, como cada vez que quiero acuñar un nuevo palabro, voy a inspirarme en mis admirados Les Luthiers que, cuando querían referirse a un diptongo en consonante, elegían decir “Dipsonante” y no “Consonantongo”. Por ello, yo, que en estas cosas soy bastante clásico, para esta ocasión en la que es seguro que el especimen va a proliferar, prefiero mil veces toparme por esos foros con un ser “artifligente” que con uno “intelficial”. La duda ofendería.

Y para completar el mapa, voy a recomendar cómo acompañar los pies de firma. Lo suyo sería adoptar el término “Chief Artifligent Officer” o CAO pero resulta que sobre estas siglas ya hay bofetadas entre los Administrative, los Accounting y los Analytics, o sea que habrá que buscar otro espacio disponible.

Por ello, para no confundirnos con los demás y no engrosar aún más la lista de los CEOs, CIOs, CTOs, CPOs, COOs, CAOs, etc., propongo acuñar el térmico ACO, es decir, “Artifligent  Chief Officer” y el que venga detrás que arree. Y lo expreso aquí para que, quienes sigan estas líneas, sean cumplidos testigos de dónde ha nacido esta historia y que nadie me pise el invento.

Ah, y recordar un par de cosas. La primera, y ya que a veces los extremos se tocan, es que hay que andar ojo avizor para no confundir un artifligente con un estupicialista (ver la inversión en los procesos) y la segunda, que, por mucho que resulte muy “cool”, no se puede ser a la vez evangelista y agnóstico.

Garcerán Rojas