Las modernas indulgencias
Concepto que engloba la "no sostenibilidad" actual.
Hace no mucho tuve la oportunidad de releer “El Lazarillo de Tormes” y recrearme en los diferentes amos que iba teniendo Lázaro con posterioridad al más conocido que, quizá por ser el primero, era el personaje del ciego.
De entre esos otros amos que tuvo Lázaro, uno en particular me viene de perlas para dar entrada a estas líneas. Se trata del “buldero” o vendedor de bulas, no en su concepto más amplio, sino más bien en el relacionado con un decreto de indulgencia.
Y el caso es que el buldero, en amaño concertado con el alguacil, tenía un buen negocio montado en el engaño a los parroquianos.
¿Y si pegamos un salto de casi medio milenio, cuál sería un pecado actual que todo el mundo desearía expiar?
Pues claro está, el de la "no sostenibilidad"
Y, ¿cuál la manera de blindarse ante lo que nos puedan recriminar en ese terreno?
No entraré en disquisiciones sobre si hay forma de conocer con exactitud si tu fuente de energía es renovable o en qué medida o proporción lo es, pero lo que sí puedo afirmar es que, en este mundo donde todo lo relacionado con la sostenibilidad medioambiental está ocupando un lugar preeminente, los certificados de energía renovable, de garantía de origen o llámense como se llamen, son una de las “salidas” frecuentemente utilizada como argumento de peso a la hora de “retratarse” en esa materia.
Y en esa línea, lo que me ha llamado poderosamente la atención es el hecho de que autorizadas voces del sector definan ya esos certificados de energía renovable como una suerte de modernas indulgencias.
Resulta ingenioso y he de confesar que no se me había ocurrido, o sea, que lo adoptaré, pero no sin antes vigilar al alguacil y, sobre todo, estar atento para poder identificar quién representa, en esta sociedad actual, el papel del buldero.
