Nuevo episodio sobre el "gran apagón"
Y, con ello, nuevas pistas sobre el origen de la caída total de tensión del 28 de abril.
Dejamos esta historia hace unos días, con el foco puesto en el suroeste de España donde se apuntaba que podrían encontrase los primeros rastros sobre el suceso que dio origen al gran apagón. Pues bien, ahora hemos dado un paso más, identificando Sevilla, Granada y Badajoz como la zona cero.
Las escasas explicaciones “oficiales” habían presentado, hasta ahora, un escenario donde se apuntaba, como causa raíz, una brusca pérdida de generación (los ya famosos 15 GW) y una posterior incapacidad del sistema para controlar los parámetros principales dentro de sus tolerancias con la consiguiente desconexión, instantánea o en rápida cascada, del resto de la capacidad productora que tuvo como consecuencia el general cero final.
Sin embargo, y un poco de soslayo, también se confiesa ahora que, con carácter previo (aproximadamente media hora antes), se habían detectado oscilaciones en la red.
Llevo demasiados años investigando las causas de anomalías eléctricas como para no saber que, en esto, las casualidades raramente existen y que cuando se produce una pérdida de alimentación lo primero que tienes que verificar es qué cosas han ocurrido en ese espacio temporal que hayan sido diferentes. Si las encuentras, la relación causa efecto resulta bastante más fácil de establecer.
O sea, que lo que nos tienen que decir, en aras de una transparencia prometida hasta la saciedad, es qué es lo que provocó las oscilaciones previas o si existió algún evento transitorio al que pudieran responder inmediatamente determinadas instalaciones de generación, retirándose de la red.
Poco a poco vamos acercándonos a la resolución del enigma.
Yo seguiré al tanto, remedando aquella historia que contaba el gran Miguel Gila que, andando tras la pista de un asesino, consiguió hospedarse en el mismo hotel que él y siempre que se lo cruzaba por el pasillo, le espetaba aquello de “alguien ha matado a alguien”, “alguien es un asesino”. Al tercer día el sospechoso no pudo aguantar más la presión, confesó su delito y se entregó.
Pues eso.
