Los lunes al tren IV
Dos variables que aunque se procure no combinar, parece inevitable
Decía, allá por los últimos días de junio (ver Los lunes al tren I, II y III), que, “en el mes de julio, aunque estemos a 31 y parezca que ya está todo el pescado vendido, procuraré que viaje en tren y lunes sean dos variables que no coincidan en mi ecuación”.
Pues bien, pasó julio sin mayor incidencia y también agosto y septiembre, como si la canícula hubiese facilitado una tregua, y de nuevo henos aquí, ya inmersos de pleno en tiempos de otoño, recuperando las buenas costumbres, como no podía ser menos.
Esta misma semana, en concreto el día 6, Metro de Bilbao sufrió varias averías que produjeron un verdadero colapso circulatorio en plenas horas punta, tanto de mañana como de tarde. Mira que hay días para elegir, pero, será querencia o casualidad, ha tenido que ser nuevamente en lunes.
Visto lo visto, es tal ya el número de repeticiones que el cuerpo me pide escribir una tesis sobre el tema. Eso sí, completamente original y no miro a nadie.
El hecho es que este lunes hubo un nivel de afectación enorme, en gran medida debido a que no me hacéis ni puñetero caso.
Creéis que esto va de broma y, claro, luego pasa lo que pasa.
Me hubiese gustado titular esta línea como “Los Lunes al Tren (y IV)” pero como, ni yo ni supongo que nadie, puede garantizar que no continúe la racha, pues le quitamos la “y” y a ver qué sucede en próximas fechas.
¡Miedo me da!
