En mi anterior artículo sobre este tema (ver “Los lunes al tren”) coloqué la bola de cristal sobre el lunes 12 de mayo y las posibles incidencias que ese día, visto lo visto, podía plantear en el transporte ferroviario.

Pues dicho y hecho. El metro de Londres se quedó el lunes sin servicio.

Un corte de electricidad repentino registrado en la ciudad provocó el cierre de hasta cuatro líneas de metro y retrasos y suspensiones parciales en otras cinco, según informó Transportes de Londres quien añadió, ante medios locales, que se había tratado de un pequeño apagón en el suroeste de la ciudad, que se resolvió "en cuestión de minutos" y que se trataba de un problema de National Grid (o sea, su Red Eléctrica)".

A partir de aquí, tirar de manual para la explicación (ver “Más sobre el apagón. Rama política). La compañía pidió disculpas en una publicación por "cualquier inconveniente ocasionado tras el problema en la red de trasmisión en el centro de Londres", y sostuvo que el problema "se solucionó en cuestión de segundos" y que no interrumpió el suministro de la red.

¿Os suena de algo todo esto? A mí, salvo en lo de la disculpa, bastante. Sólo les ha faltado poner el foco en la dificultad de obtener altos niveles de resiliencia cuando en sus redes, y como todo el mundo sabe, los electrones circulan por la izquierda.

Lo único que puedo añadir es que, al levantar la bandera roja sobre los lunes, mi mirada estaba concentrada en lo que viene siendo la cobertura ibérica, pero, mira tú por dónde, los británicos se han venido arriba y no quieren ser menos. O sea, lo de siempre.

Y ahora ojo al lunes 19, que esto no va de broma.