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PQC

Los Data Center se están viniendo arriba

POSTED BY David Royo 13 de marzo de 2025

Reflexiones sobre la gestión y factores a tener en cuenta de cara a un hipotético Data Center en órbita.

Estaba muy pendiente de la retransmisión, la noche en la que se produjo el lanzamiento de la Starship, cuando mi teléfono me propuso una noticia que podía interesarme: "El primer Centro de Datos en el espacio". Planazo, fue mi primera impresión.

El artículo se desvivía por alabar las inconmensurables ventajas de establecer un Data Center en el espacio, procesamiento en tiempo real, independencia de la infraestructura terrestre, reducción de los retrasos por transporte de información a la tierra, todos ellos factores significativos para ciertas tareas como observación de la tierra, análisis meteorológico, copias de seguridad en la nube (o mejor dicho “sobre la nube”) y ¿entrenamiento de inteligencia artificial?

Mientras leía, mi mente empezó a divagar por las posibles ventajas reales de un Data Center en órbita: energía solar abundante y constante, un sumidero de calor "infinito" para refrigerar los equipos y “espacio” abundante, valga la redundancia (ver de la redundancia al pleonasmo). Y de ahí evolucionó a temas más mundanos. Como decía el capitán James T. Kirk, el espacio es la última frontera así que, una vez superada la línea de Kártmán, lo de aplicar las leyes terrenales, como que pierde bastante sentido. Podríamos tener reglamentación flexible, no más parcelas pequeñas y edificios inadecuados donde meter servidores como sardinas en lata, sin limitaciones de edificabilidad, alturas máximas, alineaciones de fachadas, ruidos, podríamos hasta prescindir de los arquitectos, de la seguridad física, de los operadores que tocan el botón que no toca… ¡Qué digo yo!, si la IA pudiese escribir de forma sarcástica, hasta podríamos prescindir de los ingenieros.

Me vine tan arriba que empecé a darle un enfoque más riguroso y por un momento me puse a pensar en la superficie de paneles solares que serían necesarios. Como mis conocimientos del tema son sólo los que son, pensé en extrapolar las características de la ISS o Estación Espacial Internacional y ahí fue donde tan maravilloso soufflé se me fue al carajo, cosas de la física y la economía…

La ISS cuenta con una superficie de paneles solares de unos 3.360 m2 para una producción energética de unos 240 kW, pero los más modernos proporcionan unos 120 kW con 684 m2, por lo que para alimentar una sala de esas que ahora se consideran pequeñitas, digamos de 1MW, necesitaríamos la friolera de 5.700m2 de paneles.

Además, los 120 kW solo se alcanzan cuando la ISS está al sol. Pero, por detallitos como la gravedad y la mecánica orbital, da una vuelta a la tierra cada 90 minutos de los cuales, permanece a la sombra 35. Vamos, que hay que sobredimensionar los paneles y añadir baterías para que el invento funcione, por no hablar de redundancias y degradación a largo plazo.

Luego tenemos el tema de la refrigeración gratuita, que es gratuita fuera de la estación y a la sombra, pero al sol lo que tenemos es una estupenda calefacción gratuita y generosos niveles de radiación (de esto hablaremos en un futuro artículo). Toca añadir aislamiento, intercambiadores de calor y puede que también sistemas de bombeo que transporten el calor fuera del Data Center, igual a cambio se zampan algún que otro kilovatio, no sé.

La ISS orbita a unos 400 km de la superficie, donde todavía hay una tenue atmosfera que la frena y le hace perder 2 km de altitud al mes que hay que recuperar periódicamente. Esto se soluciona empujando con una nave de carga, la cual quema combustible líquido. Por si nos habíamos alegrado al pensar que en el espacio podíamos prescindir de los grupos electrógenos.

Para rematar, enviar un kg a 400 km de la tierra puede costar de 3.000 a 10.000$, así que lo mismo hay que ponerse a dieta si queremos que salgan las cuentas.

Por supuesto, todo esto no es más que un sencillo ejercicio de ingeniería de barra de bar con unos datos de partida sumamente cuestionables que solo da para animar la pausa del café. Dentro de algunos años seguramente la tecnología y quizás también la necesidad, nos llevarán por caminos que hoy en día ni podemos imaginar. Mientras tanto, por mi parte creo que prefiero mandar un cálido saludo a mis compañeros del departamento de arquitectura, que lo de aprender de astronáutica no acabo de verlo.

Por cierto, teniendo en cuenta el crecimiento explosivo que estamos viviendo en el sector y la capacidad de carga que sería necesaria para llevar a órbita todo un Data Center, confiemos en que los lanzamientos de las Starship no compitan en explosividad con el sector de los DCs y se conviertan pronto en algo tan seguro y aburrido como poner a cargar el móvil, aunque tampoco es que este último ejemplo sea el más puro representante del concepto seguridad (ver “la cosa está que arde”).

¡Así sea!

David Royo