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PQC

Quod Erat Demostrandum

POSTED BY Garcerán Rojas 04 de marzo de 2020

Y todo ello para no hacer bueno ese dicho que circula por nuestro sector y que apunta la existencia de dos tipos de data centers: los que ya se han caído alguna vez y los que todavía no.

Ya hemos escrito anteriormente, y en varias ocasiones, acerca de los niveles medios de disponibilidad asociados a los rangos de topología más elevados, es decir, los correspondientes a instalaciones de mantenibilidad concurrente y de tolerancia a fallos (ver “leyendas urbanas del data center” y “el ocaso de los nueves”).

Los valores que se manejan habitualmente muestran unas pérdidas de disponibilidad de aproximadamente una hora y media anual para entornos Tier III y casi media hora para el IV, lo que choca frontalmente con el objetivo real que se pretende con esos diseños que no es otro que el de llegar al 100% del tiempo en correctas condiciones operativas.

Hace ya tres años, en uno de los artículos referenciados, incluíamos las siguientes consideraciones:

La expectativa debe ser del 100% pero todo el mundo tiene que estar preparado por si no se alcanzan esas cotas. Si se mantiene el nivel del 100% uno estará perteneciendo al grupo de los elegidos. Si no es así, irá al grupo de los que desvirtúan los logros del colectivo.

En España, a día de hoy, hay 6 data center certificados como Tier IV en construcción, algunos de ellos con, incluso, la certificación Gold en sostenibilidad. Y como no somos distintos de los demás, si no se ha dado ya el caso, la estadística que es muy cabezona muestra que, en un periodo determinado de tiempo, alguno o algunos de ellos harán que la media de disponibilidad general no sea lo elevada que sería de desear.

Pues bien, desde aquellos comentarios han pasado los tres años citados, el número de centros certificados en los dos escalones superiores ha crecido ligeramente y los datos registrados en cuanto a disponibilidad confirman que, efectivamente, no somos distintos del resto del mundo y que resulta francamente difícil apartarse de la realidad que impone la Ley de los Grandes Números.

O sea, que ¡OJO AL PARCHE!

Por otra parte, hay otro asunto al que hice referencia hace mucho menos tiempo, en concreto durante la redacción de la sexta entrega de la serie dedicada a los grupos electrógenos.

A título de ejemplo, puedo referir la observación realizada por un compañero del equipo de arquitectura PQC en un data center con múltiples salas, cada una de las cuales disponía de sus propios recursos de generación propia mediante grupos. El caso es que, durante la visita, mostró sus dudas sobre la capacidad de los cuartos donde estaban alojados los grupos para que, por la parte de la admisión, pudiese entrar la suficiente cantidad de aire que, según su experiencia, necesitaba un grupo de aquellas características.

La respuesta del usuario-operador negó tal posibilidad afirmando que las pruebas en carga habían resultado satisfactorias, pero lo que resultó de aquello es que, al tratarse de salas completamente independientes, nunca se habían efectuado ensayos simultáneos.

Una vez anotada la observación, en cuanto fue posible se realizaron las oportunas pruebas con un resultado que sorprendió incluso a quien planteó la duda inicial. Antes de sobrepasar el 50% de la potencia, el sistema fue incapaz de seguir introduciendo más capacidad (menos mal que se trataba de una prueba sobre la que pudo realizarse una marcha atrás).

Pues bien, como colofón de ambos casos, podemos recurrir a esa conocida frase, utilizable cuando hay que decir de una forma un poco fina, algo parecido a aquello de YO YA TE LO ADVERTÍ, es decir

"QUOD ERAT DEMOSTRANDUM"

Garcerán Rojas